Tres días después

Sin lugar a dudas la octava feria del libro fue todo un éxito. Éxito en ventas, de público, de producción nacional y de variedades en general. Creemos que colmo las expectativas. Sin embargo; y esto no es con el motivo de aguarle la fiesta a ninguno, hay ciertas cosas que hay que mejorar; o mejor dicho aún, innovar. Una persona muy allegada a mi; a quien quiero mucho me decía por que no crear un espacio dentro de la feria en donde se puedan exponer libros usados (como tal sucede en la version de la feria del libro de La Paz); se que esto no le gustará a muchos escritores y editoriales cuya única ambición es el lucrar; pero si nos ponemos desde nuestro lugarcito de lectores que creo que ante todo somos eso ( Cortazar muy bien decia que puede existir un lector que no sepa escribir, pero jamás un escritor que no sepa leer)... daremos un espacio muy significativo e interesante a la feria. Creo además (o eso me sucederá solo a mi) que no hay nada más seductor que un libro antiguo y desgastado; transpirado por cuantas manos se atrevieron a mancillarlo... pulverizado por cuantos ojos se atrevieron a recorrerlo, firme en su heroíca trascendencia.

Esta sería una entre tantas sugerencias que podrían darle mayor realce a la feria. Otro elemento que me parece necesario que analizen los organizadores y la cámara departamental del libro es el asunto de la cafetería. Me parece de muy poco gusto y distante al acontecimiento. Se debería trabajar en un lugar quizás algo más bohemio y acogedor.

En fin, no quisiera extenderme con más críticas por que sería muy disconforme de mi parte y la verdad que no lo estoy. He visitado la feria cinco veces y cada día la he disfrutado como se merece. Felicito a los organizadores por el empuje que le han dado a este acontecimiento y que cada año sea cada vez mejor.

Un servidor