¿Qué defendió el pueblo el viernes?
La semana pasada Santa Cruz vivió una vez más el preludio de una guerra anunciada; magnificada, desde luego, por los medios de comunicación que una vez más en su actitud vergonzosa, baja y vulgar que los caracteriza cumplieron a cabalidad su objetivo principal: La desinformación de las masas.
El tema de AASANA es un tema viejo. Todos sabemos el caos que reina en esa institución. Un director acusado de malversar fondos y de tener en una CUENTA PERSONAL y no fiscal como debiera ser la suma de 250.000 dólares americanos por mes. Ustedes saquen sus cuentas. Cobrar a las aerolíneas en efectivo como fue el caso de American Airlines que tuvo que suspender su vuelo y dejar a cientos de pasajeros varados en el aeropuerto. Todas estas irregularidades hacen que se tomen cartas en el asunto. Además el hecho de negarse en varias oportunidades, bajo el escudo de ser una unidad descentralizada, a recibir auditorías como corresponde deja para mucho que pensar. Y si se le agrega el elemento casual de que el directorio de AASANA esta conformado por representantes del Comite Civico, Prefectura y demás ..... saquen sus conclusiones.
Nunca voy a estar de acuerdo con la violencia. Creo que la militarización fue una medida apresurada; pero tampoco creo que jugar con el pueblo y utilizar la bandera de la autonomía para socapar a corruptos sea lo acertado. Si usted Señor Prefecto afirma que utilizará todos los medios legales para hacer las investigaciones correspondientes lo invito a que lo haga; pero de una buena vez y que no salga con esa imagen de Comandante omnipotente que no le queda.
El pueblo de Santa Cruz lo sabe. Nadie fue a defender corruptos sino la toma de una institución y la militarización desmedida. Salvo unos cuantos a los que realmente les afecta a sus intereses la destitución de ciertos funcionarios a los cuales protegen. Pero el pueblo cruceño fue a defender dignidad. Devuélvansela con la destitución de estos señores que tanto mal le hacen al paìs y a Santa Cruz y que todavía tienen el descaro de alzar el puño y gritar ¡AUTONOMIA!